Así es el «modus operandi» que utiliza el diablo para tentarnos

 

Todos sabemos lo que es una tentación, ¿no? Puede ser a través de una persona, cosa o situaciones que nos atraen de forma irresistible. Nos da un impulso interno de hacer o tomar algo. Las tentaciones son diferentes para todos, lo que a uno le atrae a otro puede no hacerlo. Por ejemplo, a mí me tienta más una hamburguesa o una pizza que un pastel de chocolate.


Si lo llevamos al plano espiritual, casi siempre vivimos la tentación como algo malo, difícil y sufrido. No digo que no lo sea, porque claramente nos desafía a tener dominio propio y no hacer lo que queremos, sino lo que debemos o lo que sabemos que es lo mejor. Pero hoy me gustaría que juntos empecemos a ver las tentaciones como oportunidades. La tentación te da la oportunidad de elegir entre dos opciones: hago lo correcto o lo incorrecto.

Lo principal es saber que quien nos tienta es el diablo. Santiago 1:13 dice: «Que nadie, al ser tentado, diga: ‘Es Dios quien me tienta’. Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie». Si ya sabemos que viene del diablo, sabemos que no es bueno, aunque a primera vista lo parezca.

Uno de los objetivos principales del diablo es destruir todo lo que sea de Dios, y nosotros entramos en ese combo. Pero como Dios es especialista en convertir lo malo en bueno, con la tentación pasa exactamente lo mismo. Algo que el diablo quiere usar para que te alejes de Dios, de tu propósito, de tu bienestar, puede ser una hermosa oportunidad para que te la juegues y reafirmes tus convicciones y tu madurez espiritual.

Modus Operandi

Y acá viene el secreto: el diablo tiene el mismo modus operandi para todos. Utiliza la misma estrategia siempre.

  1. Primero: Satanás identifica un deseo, no uno de los lindos sino uno de los que sabe que están mal y comienza a trabajar dentro tuyo (pensamientos, distracciones, por ejemplo).
  2. Segundo: Consigue que dudes, que comiences a preguntarte si realmente es tan malo como dicen, tan malo como parece, comienzas a cuestionarte y buscar consejos de dudosa procedencia. Lo va a hacer parecer muy fácil. Lo va a servir en bandeja.
  3. Tercero: Engaña. La Biblia dice que el diablo es padre de mentiras. Por eso es que debemos estar bien plantados y en mucha comunión con Dios porque nos va a mentir para hacernos caer. Mezcla la verdad de la Palabra de Dios (que la conoce muy bien) para engañarnos. El ejemplo más claro es con Adán y Eva: «Entonces la serpiente dijo a la mujer: ‘Ciertamente no moriréis, Dios sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal». (Genesis 3:4-5).
  4. Cuarto: Desobediencia. Caímos. La idea, el pensamiento, la distracción termina siendo una conducta que ya la elaboramos tanto con todos los engaños que apenas nos da un empujoncito y caemos.

Ahora que sabes cómo actúa el diablo, te cuento algunas ideas para vencer la tentación:

  1. No te intimides. Todos vamos a ser tentados siempre. Hasta Jesús fue tentado. El pecado no es ser tentado, el pecado es ceder a la tentación. Cuanto más cerca estamos de Dios y de sus propósitos, más tentaciones tendremos. Así trabaja el diablo.
  2. Reconoce lo que te tienta. Reconoce tu debilidad y prepárate para cuando el diablo empiece a ofrecerte cosas referidas a eso: busca un entorno que te ayude, pedile a Dios dominio propios y discernimiento.
  3. Usa tu mejor arma: la oración. Disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

 «Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman». (Santiago 1:12).

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