desconectados

Resultado de imagen para desenchufadoVivo en Venezuela, un país hermoso, lleno de personas increíbles, pero con grandes problemas en muchos aspectos, entre los que destaca la deficiencia de la energía eléctrica, sobretodo en la época de sequía, donde se acrecienta el racionamiento eléctrico, sabemos que la electricidad es un servicio de primera necesidad, y al fallar, fallan muchas cosas, la primera es que
quedamos en oscuridad, segundo; no podemos usar ningún electrodoméstico que use energía eléctrica, en los países latinos como el nuestro dependemos mucho de los teléfonos celulares porque somos unos activos fanáticos al estar revisando el teléfono cada 5 minutos, ¿te ha pasado? Lo más seguro que sí, unos tienen mayor capacidad de carga que otros, pero resulta que al pasar el tiempo la carga va agotándose y nos angustiamos o nos preocupamos al ver que no llega el servicio eléctrico y nuestra batería está en su momento crítico.


Y ¿qué hacemos al momento que llega la electricidad? Nos alegramos y corremos a conectar el teléfono, prendemos la nevera para que los alimentos no se dañen y todo es felicidad, (siempre y cuando no se nos haya quemado ningún equipo).
Pensando en esto, veo que absolutamente todo debe estar conectado a una fuente de energía, por ejemplo; los árboles para dar su fruto debe estar obviamente unido a la tierra que le da los nutrientes necesarios para que siga con vida y genere frutos, nuestras empresas se mueven con electricidad, (computadoras, TV, electrodomésticos y una gran cantidad de cosas funcionan con electricidad) por lo que es necesario tenerlos conectados a una fuente de energía, en Juan 15:4 dice: Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí”
Esto quiere decir que necesitamos estar unidos a Cristo para poder llevar frutos, porque por más que querramos seguir de espaldas a Dios, necesitamos de Él, es como un leñador que fue a buscar trabajo en un aserradero, le dieron el trabajo de cortar 10 árboles por día, en su primer día de trabajo cortó 18 árboles, el segundo día, cortó 12 árboles, el dueño del aserradero estaba encantado con la labor del leñador, el tercer día este leñador logro solo cortar 5 árboles, y al cuarto día no pudo derribar ni siquiera un árbol, el jefe lo llamo y le pregunto por qué su rendimiento había bajado tanto, y el leñador respondió: “jefe he hecho el mismo trabajo que el primer día, me he esforzado demasiado y aun así no he podido derribar un árbol”. A lo que el jefe le pregunto, ¿Has estado amolando el hacha? El leñador sorprendido respondió: he estado tan ocupado que no me dio tiempo de amolar el hacha, nosotros debemos cada día conectarnos con Dios en oración para poder soportar las pruebas día a día, y la próxima vez que te sientas sin fuerza pregúntate, ¿He estado amolando el hacha?